¡Estoy agotado, no puedo más! ¡No puedo más! ¡Estoy realmente cansado! Son una de las frases que vamos a pronunciar más veces en la vida. El tipo más estresante de cansancio es aquel que nos acompaña diariamente y parece una mosca que no nos deja en paz. No obstante, hay muchos más motivos que explican la fatiga en la rutina diaria. El agotamiento tiene mucho que ver con el estilo de vida y la nutrición es esencial.
Asimismo, hay personas que piensan equivocadamente que el deporte aumenta nuestro cansancio, pero se da todo lo contrario ya que nos aporta energía por lo que, aunque el día haya sido duro, merece la pena hacer un esfuerzo y salir a hacer deporte, aunque sea un rato. Si siempre estás cansado y no sabes qué hacer para recuperar tu energía, vamos a darte unos sencillos consejos para que puedas afrontar el día con el doble de motivación y fuerza.
¿Qué hacer si siempre estoy cansado?
Además de consultar con tu médico en caso de que la sensación de cansancio dure varios días, puedes tener en cuenta las siguientes recomendaciones para combatir el cansancio acentuado cada día:
Cuida tu alimentación
En primer lugar, debes saber que existe la dieta del “no agotamiento”. No solo de aceite de oliva viven los aliños más saludables. Y es que, según diversos expertos del mundo de la nutrición, indican que hay otros dos condimentos naturales que te pueden ayudar a combatir el agotamiento: la salsa de soja y el miso.
Otra de las claves fundamentales de la dieta del ‘no agotamiento’ está en usar sal marina a la hora de cocinar y algas aunque sea en pequeñas cantidades. Y aunque esta segunda opción no resulte del todo agradable, hay muchas formas de incorporarlas a tu dieta de forma rica. Recomendable también puede ser incrementar el consumo en grano como el arroz integral, la quinoa, la cebada y las pasta integrales, siempre bajo la recomendación de tu médico o nutricionista.
Bebe agua
Comencemos por el consumo constante de agua constantemente a lo largo del día para evitar una ofuscación de la mente y de revitalizar ese tono vital bajo. La deshidratación disminuye nuestros niveles de energía y hace que nos sintamos agotados y con un tono vital realmente bajo. Por ello, es necesario beber agua y mantenernos hidratados. De lo contrario, nos sentiremos fatigados sin saber por qué.
Ejercítate de forma constante y moderada
Si te ejercitas vas a mejorar tu nivel energético y te sentirás más vigorizado. Es mejor ejercitarte durante la mañana y la tarde porque es cuando necesitas recargar energías; además, si haces deporte por la noche será mucho más complicado quedarte dormido. No hace falta hacer grandes esfuerzos para incorporar el deporte a tu vida. Te damos unos simples trucos: sal a caminar durante una hora o a correr unos 30 minutos en tu propio barrio, apúntate a un equipo de fútbol o de voleibol con el que tengas que entrenar un día a la semana, empieza una sencilla rutina de ejercicios de fuerza o de cardio con ayuda de un monitor o entrenador cualificado, etc.
Duerme bien y prioriza tu descanso
Duerme 8 horas al día y con un horario de fijo sueño. El tiempo que dedicamos a nuestro descanso es igual de importante que el tiempo que dedicamos a trabajar, de hecho es uno de los secretos para alargar nuestra esperanza de vida. Duerme mejor, y verás como tus jornadas son más relajadas.
No trates de ser perfeccionista en todo
El ser perfeccionista e intentar alcanzar la perfección, nos lleva a trabajar con más intensidad y durante más tiempo del que sería necesario para obtener buenos resultados.
El informe presentado por la escuela de medicina de la Universidad de Nueva York afirma que “Nos imponemos metas tan irreales que son muy difíciles o imposibles de alcanzar y, al final, no le vemos el sentido ni la satisfacción personal”. Añade también que es muy importante establecer una hora límite a partir de la cual no se trabaja más, buscar formas de relajarse al llegar a casa y cumplir con dicha regla de manera sistemática.
Ríete y ¡sé positivo!
Procura tener momentos de humor y desconectar a lo largo del día. Reírnos nos carga de energía, vitalidad, positividad. El tiempo que pasas riéndote nunca es tiempo perdido. Aprovecha tu tiempo libre para ver un vídeo gracioso, escuchar un chiste o acudir a ver una película de comedia o un monólogo. Todo ello nos proporciona un “chute de energía”, aumenta la presión arterial, la frecuencia cardíaca y los niveles de dopamina que mejora nuestro estado de ánimo de forma considerable.