En nuestro día a día no solemos reparar en el delicado equilibrio que contribuye a que llevemos una vida normal. Poder salir con los amigos, realizar cualquier actividad ya sea en casa o al aire libre, practicar algún deporte, ir a comer a un restaurante o dar un paseo por el campo parecen actividades sencillas, pero para poder realizarlas es importante gozar de un estado de salud como mínimo aceptable.
Cuando aparece un problema que afecta a nuestro organismo, hasta la actividad más sencilla puede convertirse en un imposible, casi como una cima altísima que no estamos preparados para alcanzar. Y en ocasiones, estos trastornos pueden aparecer de repente. Los afectados por Urticaria Crónica lo saben bien.
Y es que este trastorno de la piel muchas veces aparece sin avisar, y las causas por las que lo hace son todavía desconocidas. Pero lo cierto es que cuando hace acto de presencia, los afectados empiezan a sufrir picores muy intensos en zonas concretas del cuerpo como manos, plantas de los pies y cara, que además se hinchan de manera muy antiestética y escuecen tanto que en ocasiones la sensación es de que la piel arde. Todo esto provoca a quienes la padecen serios problemas de estrés y vergüenza que les llevan a aislarse de los demás, por lo que muchas veces la Urticaria Crónica va asociada a cuadros de ansiedad y trastornos depresivos.
Por si fuera poco, la otra gran cruz hasta hace relativamente poco de quienes la sufren era que los médicos no conseguían aportar soluciones efectivas al problema, y los pacientes debían enfrentarse a la Urticaria sin demasiadas garantías de éxito. Afortunadamente, la ciencia no ha dejado de trabajar al respecto y hoy existen tratamientos que se han mostrado muy eficaces, y aunque no curan la enfermedad, permiten a aquellas personas diagnosticadas con Urticaria Crónica llevar una vida perfectamente normal.
Es el caso de Raquel -cuya historia conocerás a continuación- que nunca tiró la toalla por muchos obstáculos que encontrara en su camino, decidida a hallar una solución a su problema. Hoy, libre ya de las crisis anafilácticas producidas por la Urticaria Crónica, ha vuelto a recuperar las riendas de su vida y ya hace planes de futuro con total tranquilidad.