A veces son dolores insufribles, en otras ocasiones simples molestias que pasan al sobar la zona afectada. En el peor de los casos, necesitamos rehabilitación. De hecho, los calambres no dan aviso de su llegada, por lo que solo queda estar atentos y saber cómo responder para evitar su aparición.
Los calambres nunca serán invitados cordiales en nuestro cuerpo; muy por el contrario, debemos buscar la forma de ahuyentarlos y desterrarlos para siempre. Esto, por supuesto, tomando las medidas preventivas necesarias.
Pese a que no hay una sola respuesta que nos diga qué lo causa, sí hay formas de evitar su aparición. Entre sus causas más comunes podemos encontrar que la sobre exigencia de esfuerzo físico puede causarnos un calambre. Y a la vez, el sedentarismo también puede provocarlo.
Dadas estas condiciones, recordemos que el ejercicio saludable nos mantendrá bien oxigenados, y con los músculos respondiendo a nuestras necesidades diarias.