La obesidad está alcanzando rango de epidemia en los países desarrollados. El exceso de peso promueve el desarrollo de numerosas enfermedades, como diabetes, hipertensión 0 dislipemia, entre otras muchas. Hoy se considera a la obesidad como uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, pero ¿hay un motivo evolutivo entre sus causas?
Genética y metabolismo energético
Uno de los métodos más novedosos para abordar las causas de la obesidad y las estrategias para su prevención y tratamiento nos lo proporciona la llamada Medicina Darviniana o Evolucionista, que considera a la obesidad como la consecuencia de una discrepancia entre nuestro diseño evolutivo (la adaptación a la supervivencia en entornas escasos en alimentos) y la forma de vida actual (una abundancia constante de alimentos que podemos conseguir sin apenas realizar esfuerzo físico).
Se ha dicho que los seres humanos somos hijos del hambre. Nuestros antecesores nunca tuvieron garras, ni colmillos, ni excesiva fuerza muscular, ni corrian a gran velocidad. Con estas deficiencias fisicas y la pobreza en recursos de casi todos los escenarios en donde transcurrió nuestra evolución, el conseguir alimento debería de ser una labor incierta, que incluía largos perlados de hambrunas y que requería un gran esfuerzo físico.
A lo largo de los millones de años de evolución el hombre logró adaptarse a estos ambientes difíciles acumulando mutaciones que genéticas ventajosas, que les permitía las adaptaciones musculares y metabólicas precisas para sobrevivir. A esta especial condición genética adquirida a lo largo de la evolución de la especie humana se le ha denominado Genotipo ahorrador, que afectan a genes que controlan el metabolismo energético y regulan los mecanismos que controlan la ingestión de alimentos. Todos nosotros poseemos esencialmente un genotipo paleolítico y en mayor o menor proporción albergamos en nuestro genoma algunos de esos genes ahorradores. Nuestra mayor o menor tendencia a engordar depende de la proporción de estos genes ahorradores que estén presentes en nuestro genoma.
Este genotipo ahorrador aumenta la eficacia en la extración de nergia y su almacenamiento a partir de los alimentos, de tal forma que favrecen la acumulación de grasa en épocas de abundancia de alimentación.
GENES DESCONCERTADOS:
Nuestra vida sedentaria actual junto al consumo de alimentos de elevada densidad calórica, ocasiona una discordancia en las interacciones de los genes ahorrados con ese ambiente opulento. Cuando estos genes ahorrados, que evolucionaron para permitir la adaptación a entornos que requerían de grandes esfuerzos físicos para sobrevivir y la escasez crónica de alimentos, se enfrentan al sedentarismo y la abundancia opulenta del ser humano moderno, ocasionan una función incorrecta de las rutas metabólicas que promueven, una alteración de los mecanismo que controlan la ingestión de alimentos y una deficiencia de las propiedades contráctiles de los músculos y todo este conjunto de expresiones genéticas incorrectas es lo que ocasionan la obesidad y el resto de enfermedades asociadas.