¿De qué depende tener buena memoria?

¿Eres de los que siempre olvidan dónde han aparcado el coche o dónde han dejado las llaves de casa? ¿Alguna vez te ha pasado que tienes la respuesta a alguna pregunta "en la punta de la lengua" pero no logras decirla? A muchos nos traiciona la memoria en los momentos más inesperados y en muchas de las conversaciones que mantenemos en la vida diaria. Dejando a un lado los problemas de memoria que pueden sucederse con la edad, lo cierto es que en muchas ocasiones los olvidos son solo pequeños despistes comunes a todas las personas y que no acarrean ninguna importancia. No obstante, sabemos que no todos tenemos la misma memoria, ya que hay personas que poseen una mayor capacidad de retención y concentración que otras. Entonces, ¿de qué depende tener buena memoria? ¿Qué factores determinan si tenemos buena (o mala) memoria?

Factores que influyen en la memoria

Tengamos o no tengamos buena memoria, es esencial entrenar nuestro cerebro a diario: hacer sopas de letras, practicar algún tipo de actividad que requiera memorización (canto, baile, teatro, etc.) o simplemente leer un libro o el periódico son solo algunas de las actividades que pueden mantener nuestra cabeza a prueba de olvidos cada día. Existen diferentes juegos y ejercicios para mejorar la memoria que puedes practicar todos los días y activar así tu capacidad de recordar y retener conceptos.

Cómo mejorar la memoria

Factores que pueden influir en la memoria




Cada persona es diferente y, por tanto, tiene más o menos capacidad para memorizar ciertas cosas, tanto a largo como a corto plazo. A continuación, te detallamos algunos favores que pueden influir en la memoria y la retención de las personas:

  • Edad: sin duda, el envejecimiento suele ser una de las causas principales de la mala memoria. Es normal que conforme nos hagamos mayores nuestra capacidad para recordar ciertas cosas disminuya y, por ello, es importante estar alerta para detectar a tiempo posibles problemas y enfermedades mentales, tales como el Alzhéimer o la demencia senil.
  • Factores hereditarios o genéticos.
  • Alimentación y ejercicio físico: llevar una dieta equilibrada y practicar deporte con asiduidad son dos hábitos excelentes para fortalecer nuestra memoria. Existen determinados alimentos ideales para cuidar el cerebro y que permiten potenciar nuestra memoria a largo plazo.
  • Alcoholismo y tabaquismo: numerosos estudios han demostrado que un exceso de alcohol o de tabaco puede conducir a gran cantidad de problemas de salud mental, incluyendo daños en la memoria. Por ello, conviene conocer los efectos del alcohol en el cerebro y, en definitiva, en todo nuestro organismo.
  • Falta de sueño: es importante conocer las horas que debemos dormir según nuestra edad para asegurarnos de que nuestro cuerpo y nuestra mente desconectan y se recuperan para afrontar de nuevo la jornada la día siguiente. No obstante, los horarios de sueño irregulares y, con ello, la falta de sueño pueden afectar no solo a nuestro cuerpo - con la consiguiente falta de energía -, sino también a nuestra memoria y nuestra concentración.
  • Deficiencia de tiamina: la tiamina es un nutriente esencial para metabolizar correctamente los alimentos y su transformación en energía. También es responsable de garantizar el funcionamiento adecuado del cerebro y del sistema nervioso. Una insuficiencia de tiamina puede provocar el síndrome de Wernicke-Korsakoff, que conduce a la pérdida de memoria, tanto a corto como a largo plazo.