Rubéola

Es una infección vírica, que se presenta con dolor articular y erupciones. La rubeola es una enfermedad infecciosa producida por un virus, que se caracteriza por generar un exantema de curso benigno que ocurre predominantemente durante la infancia.

Desde 1941 se conoce la asociación de infección por este virus en embarazadas y la presencia de defectos congénitos en los recién nacidos. El virus de la rubeola se transmite por vía respiratoria. Tiene un período de incubación de 14 a 21 días. Este virus se excreta en las secreciones faríngeas desde 5 días antes y hasta 6 días después de la aparición del exantema. Los niños con infección congénita excretan el virus por meses.




El contagio, que se transmite desde los 7 días previos a la aparición de los síntomas, y durante el período en que se extiendan los mismos, generalmente se produce al inhalar microgotas presentes en el aire, que una persona infectada expulsa al toser. También se puede producir el contagio por el contacto íntimo con una persona infectada. Las mujeres sin inmunidad se infectan a través del contacto con niños con rubeola.

En los adultos, la infección es sintomática sólo en un 15% de los casos. Si un bebé contrajo la enfermedad antes de nacer, puede contagiarla durante muchos meses posteriores a su nacimiento. Aunque no es tan contagiosa como el sarampión, se trata de una enfermedad grave, que puede provocar un aborto, anomalías congénitas o la muerte del bebé cuando ataca a una mujer durante las primeras 16 semanas del embarazo. La persona que tiene rubéola queda inmunizada de por vida.

Los síntomas aparecen entre las dos y tres semanas de producido el contagio. El cuadro clínico se caracteriza por fiebre baja, cefalea, inflamación de ganglios en el cuello y la nuca, dolor articular, garganta enrojecida y compromiso del estado general, seguido por aparición de exantema (erupción en la piel) que comienza en la cara y se extiende luego al tronco y extremidades. El exantema dura en promedio 3 días, y con frecuencia se acompaña de adenopatías cervicales. También se pueden observar artralgias o artritis transitorias. En adultos y adolescentes, estos primeros síntomas son de menor intensidad.