En la actualidad disponemos de una gran cantidad de medicamentos y cosméticos para tratar todo tipo de dolencias e imperfecciones. Sin embargo, no siempre somos conscientes de que la naturaleza nos proporciona todo lo que necesita nuestro organismo para prevenir enfermedades a través de la alimentación, tanto internas como externas.
Uno de los productos que nos ofrece la naturaleza es el ajo, no en vano ha sido utilizado a lo largo de los siglos como remedio para curar distintas afecciones y prevenir otras, contribuyendo a un mejor estado de salud. Aunque el sabor sea fuerte, consumir un diente de ajo al día, mejor por la mañana en ayunas, nos aporta muchos beneficios. Puedes tomar un diente de ajo por las mañanas junto con una cucharada de aceite de oliva o por la noche, una hora antes de dormir.
¿Por qué comer un diente de ajo al día?
El ajo es uno de los remedios naturales más utilizados. Además de ser un popular condimento en la cocina de todo el mundo, el ajo permite combatir un gran número de enfermedades y a fortalecer el sistema inmunológico. Con todo, ¿qué beneficios puede aportarnos el consumir un ajo diario para afrontar el día a día? Descúbrelos todos a continuación:
- El ajo y la piel. Ayuda a curar diversas afecciones de la piel al tiempo que la mantiene tersa y joven. Los elementos que contiene ayudan a la maduración de los forúnculos y granos, de modo que se puede utilizar como tratamiento para el acné y los granos. Debido a que el ajo actúa sobre la eliminación de bacterias y toxinas que se encuentran en nuestro cuerpo, mantiene la piel sana, la desinflama, combate infecciones y hongos y repara los tejidos. También puede curar herpes, eczemas, previene el cáncer de piel, combate la caspa y la piel escamosa, previene la piel seca, cura la piel irritada o sensible y rejuvenece, entre otras muchas propiedades.
- El sistema inmunológico. El ajo actúa como un potente antibiótico natural. De este modo, ayuda a curar infecciones de carácter leve, fortalece el sistema inmunológico y ayuda en la cicatrización.
- Gripes y resfriados. Gracias a la alicina, un compuesto que libera el ajo, puede prevenir y curar gripes y resfriados. El ajo es un antibiótico natural que trata afecciones pulmonares. También está indicado para la sinusitis o la tos en forma de vahos o jarabe.
- El hígado. El ajo ayuda al hígado a eliminar del cuerpo restos de medicamentos o mercurio, elementos que el hígado no siempre puede procesar por sí mismo de manera adecuada. Gracias a las vitaminas A, B y C que contiene, se estimulan las funciones hepáticas. En el caso de sufrir de hígado graso, el ajo ayudará a la desinflamación. Síntomas de que el hígado se encuentra sobrecargado son despertar con la cara y ojos hinchados y un mal sabor de boca, comer un diente de ajo te ayudará en esos casos. También combate la retención de líquidos.
- Anemia. El ajo ayuda a que se digiera el hierro con mayor efectividad, también aporta varias vitaminas y minerales a la sangre, además de reforzar el sistema inmunológico protegiéndonos de varias enfermedades.
- Colesterol. La alicina que contiene el ajo cuida de nuestro sistema cardiovascular y reduce el colesterol malo. La Fundación Española del Corazón recomienda incluir ajo en nuestra dieta habitual para reducir el colesterol y como remedio antibacteriano, antiséptico y depurativo.
- Circulación de la sangre. Cuando se tienen niveles altos de homocisteína se endurecen los vasos sanguíneos provocando varios problemas de salud, la sangre está más espesa y se producen coágulos, existe un riesgo mayor de sufrir trombos y más probabilidades de padecer enfermedades de las arterias coronarias. El ajo mejora la circulación de la sangre, combatiendo también las varices.
- Regula el azúcar en la sangre y previene la diabetes.