Fatiga crónica

Imagina que te sientes enfermo pero nadie te cree, ni tu familia, ni siquiera tus médicos. Así es como se sienten los pacientes con el Síndrome de Fatiga Crónica. Este síndrome es difícil de diagnosticar y muchos pacientes son vistos como mentirosos o vagos sin que se les de mayor importancia a sus síntomas.

En un estudio con entrevistas a 14 personas que sufren de este padecimiento se investigó las dificultades que atraviesan para ser aceptados por los demás. Las entrevistas dejaron entrever dos grandes obstáculos que tiene que afrontar: el diagnóstico y la aceptación de los familiares.

El diagnostico




Muchos de los pacientes con Síndrome de Fatiga Crónica han sido mal diagnosticados (generalmente tomando sus síntomas como depresión) o no diagnosticados en lo absoluto bajo la sospecha de ser unos farsantes. Esto termina provocando mayor estrés en los pacientes que sienten tradados de mentirosos.  La importancia de un buen diagnóstico radica en que el diagnóstico no sólo implica un conocimiento sino también una legitimización de lo que al sujeto le ocurre.

En cuanto a los síntomas el Síndrome de Fatiga Crónica se caracteriza principalmente por una sensación de estar todo el tiempo cansado, no importa cuanto haya dormido o descansado la persona. A veces se presentan dolores de cabeza, dolor de garganta, dolores musculares y problemas en la memoria. Este síndrome afecta a casi medio millón de personas en los Estados Unidos y cerca de 150 mil en Gran Bretaña.

Una de las mayores dificultades para arribar al diagnóstico radica en que se desconocen las bases biológicas de este trastorno y los síntomas varían bastante de persona en persona.

Los familiares por otro lado la persona con Síndrome de Fatiga Crónica no sólo tiene que lidiar con la mirada sospechosa de su medico sino también de sus allegados, que suelen percibir los síntomas como meras excusas para evitar compromisos o actividades. Esto genera en el enfermo un sentimiento aislamiento y abandono.