Investigadores de la "University of Aberdeen" del Reino Unido dirigidos por el el doctor Mike Thomas, realizaron una serie de pruebas en pacientes que padecen asma leve y moderada. Las pruebas dan veracidad sobre lo que ya muchos pregonaban, los ejercicios respiratorios son altamente beneficiosos, logran disminuir los síntomas y, por ende, mejoran la calidad de vida del paciente.
Para realizar el estudio los científicos seleccionaron a 183 pacientes y los dividieron en dos grupos de estudio. Uno de ellos recibió sesiones de entrenamiento supervisado por fisioterapeutas calificados en esta enfermedad, el otro grupo recibió charlas guía o educación controlada.
Los ejercicios respiratorios estaban planteados básicamente en la pr´cticas correctas de respiración, los pacientes diferenciaron la común respiración disfuncional y posteriormente desarrollaron, bajo la guía de los instructores, la técnica de respiración diafragmática y nasal. Cada sesión consistía en 10 minutos diarios de ejercicios respiratorios durante 6 meses.
Los resultados son bastante alentadores, más del 90% de los pacientes que llevaron el entrenamiento mejoraron su calidad de vida, esto era notorio en el control que cada individuo tenía sobre la enfermedad y sus síntomas, el estudio también revela la baja incidencia de la ansiedad o depresión que son factores psicológicos que a veces desencadenan crisis asmáticas.
Para finalizar, los investigadores resaltan que los ejercicios respiratorios no curan el asma, pero son una herramienta poderosa contra los síntomas, también dejan en claro que estos ejercicios no deben erradicar otros tratamientos, lo mejor sería combinarlos con los tratamientos farmacológicos y siempre bajo la estricta mirada del médico o especialista.
Pero hablemos más de la respiración diafragmática, esta clase de respiración se consigue primero controlando con práctica la musculatura abdominal y tu diafragma. No olvidemos la postura, esta siempre con la espalda recta y sin tensiones, mantente relajada.
Al respirar el aire debe viajar con suavidad, esto quiere decir que lo dejes entrar y salir con sutileza. Podrías poner una pluma cerca de tu nariz y tratar de no moverla expulsando el aire como si fuese un pequeño hilo. Otro punto, no respires por la boca y lo hagas solamente por la nariz.