Hay una serie de factores que favorecen los procesos de aterosclerosis y que prácticamente siempre se asocia a ella. Son los denominados factores de riesgo cardiovascular: el tabaquismo, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la obesidad y el aumento de las cifras de colesterol total en sangre son los más importantes.
Todos ellos podemos intentar corregirlos con buenos hábitos de vida, y si es necesario con fármacos. Por el contrario, hay otros que llamamos no modificables, que van impresos en nuestra carga genética, como tener antecedentes de cardiopatía isquémica prematura en la familia. La asociación de varios factores de riesgo en una persona supone un riesgo de enfermedad coronaria mayor que el aportado por la simple suma de éstos. Esto ocurre en el llamado síndrome metabólico, que es la asociación de obesidad, diabetes, aumento del colesterol e hipertensión. El motivo de tratar los denominados tu riesgo factores de riesgo no es precisamente librar a los pacientes de una determinada sintomatología. Las dislipemias (aumento del colesterol), la enfermedad de las arterias debida al tabaco, o la hipertensión no producen habitualmente
síntomas específicos. El objetivo del tratamiento es reducir el aumento de riesgo que lleva al padecimiento de las complicaciones vasculares.