El Yin y el Yang es un concepto del taoismo que proviene de la cultura tradicional china. Su planteamiento es que todo en el universo y en la naturaleza puede ser analizado desde una posición dualista. Eso significa que todo A tiene su B ejerciendo una fuerza opuesta que al mismo tiempo complementa a la primera. Tanto es así que muchas filosofías o modos de vida actuales se basan en este concepto, como por ejemplo la macrobiótica y su propuesta alimenticia.
De este modo, el Yin (que incluye el carácter luna en el alfabeto chino simplificado) lleva asociados conceptos como la oscuridad, la tierra, la pasividad y la absorción. Es por ello que los estados Yin suelen ser el nerviosismo, la preocupación, la introversión, la falta de concentración, indecisión y falta de memoria.
Por otro lado, el Yang (que incluye el carácter sol en el alfabeto chino simplificado) tiene asociados conceptos como la claridad, la actividad, el cielo, la luz y la penetración. Los estados que se asocian a este lado del símbolo son la inflexibilidad, la exigencia, improvisación, impaciencia, agresividad e impulsividad.
Lo interesante del concepto del Yin y el Yang es que concibe que cada una de las partes opuestas lleva implícita un componente de la otra, por lo que necesita de esa fuerza opuesta para conservar su propia existencia. Esto es que en el Yin hay Yang y que en el Yang hay Yin. De este mismo modo, otro principio básico de este concepto es que todo Yin se puede transformar en Yang y viceversa por lo que nada es estable y requiere de una búsqueda constante de equilibrio.