La espirulina es un alga unicelular de color verde azulado. Se ha utilizado desde hace siglos como el complemento alimenticio perfecto para los vegetarianos y veganos ya que es una fuente de proteína vegetal y contiene muchísimos nutrientes, vitaminas y minerales. A pesar de ello, cada día más personas con dietas y necesidades muy diferentes comienzan a tomarla.
¿Cómo tomar la espirulina?
Varias son las formas de tomar la espirulina por eso es importante analizar cada una y conjugarla con los formatos en los que podemos encontrar esta maravillosa alga.
En primer lugar encontramos los comprimidos de espirulina, que son una especie de pastillas del color del alga (verde azulado). En muchas ocasiones estos comprimidos vienen preparados por el fabricante de manera que también contienen levadura de cerveza (que aporta por ejemplo muchísima vitamina B12). En este caso, los comprimidos deben tomarse con un poco de agua, dos o tres veces al día y junto a las comidas.
Espirulina en polvo. Fuente imagen: totalbeauty.com
En segundo lugar tenemos la espirulina en polvo. Personalmente creo que esta es la mejor opción, aunque sería perfecto si también la tuviéramos mezclada con levadura de cerveza u otro elemento que necesitemos en cada momento. Y aunque la composición sea la misma, la espirulina en polvo se integra a las comidas, a modo de alimento, y su introducción en nuestro cuerpo se inicia en nuestra boca, desde el primer paso de la digestión: la masticación. Esto hace que se mezcle con nuestra saliva y entre directamente en nuestro sistema digestivo.
Por último debemos tener en cuenta que la espirulina absorbe el agua, de modo que si tomamos demasiado líquido junto con los comprimidos, aumentará su volumen y tendremos sensación de estar llenos. Todo se trata de encontrar lo mejor para nuestro cuerpo de modo que ir probando y viendo cómo nos sienta cada cosa es el mejor consejo que podemos dar.